A las 10.00pm salí a comprar un chocolate para mi esposa y llegué a las 2.30am…. ¿y el chocolate?, se me olvidó.
Todavía no sé cómo arreglar la cagada, conté ¨la verdad¨, pero no sé si no me cree, lo que sería entendible, o también tengo la ¨teoría de la maldad¨, a veces creo que me creyó, pero hace como que no, porque le conviene…
Así fue como todo empezó:
A las 9.45pm me llaman de la oficina.
-Aló, ¿Flavio?…
-Sí, ¿qué pasa? –Le digo con pocas ganas de saber la respuesta, a esa hora no puede ser nada trivial. Al mismo tiempo me paro de la mesa y salgo al pasillo de mi casa a contestar la llamada.
Es que ya sé que mi esposa me va a reclamar por la hora, por lo desubicados en llamarme, que cómo no arreglan los problemas solos, que para qué contesto, que la empresa de mierda, que me importa más el trabajo que la familia…………… esos puntitos son para que ustedes agreguen el resto.
-Hay un problema con los circuitos eléctricos, ya se han quemado algunos equipos y vamos a tener que apagar todo para que no quede una cagada mayor -después hizo un silencio, no me preguntó nada, pero la pregunta implícita está clara: ¿Qué hacemos? O peor ¿Cómo vas a arreglar esto?
-Quédate tranquilo, voy para la oficina ahora –le dije.
Ya se me había ocurrido cual era el problema y la solución temporal era fácil, estimé 30 minutos de trabajo.
-Mi amor, ¿Tienes ganas de comer un chocolatito? –le pregunté con la máxima ternura posible.
-Yaaa!!!, tráeme un trencito de los grandes y a los niños ya sabes los dulces que les gustan.
-Voy a ver que está abierto a esta hora, ya sabes con estos de los asaltos a las bombas de bencina la gente tiene miedo –soy un maestro pensé.
-Cuídate entonces
Calculé 30 minutos en arreglar el problema, 15 minutos a la oficina de ida y 15 minutos de vuelta, total 1 hora. Un tiempo decente para volver con los chocolates y sería como que nada pasó.
Error…, el problema no lo podía arreglar yo, tenían que llegar unos técnicos, que aunque lo coordinamos bien, tardaron 2 horas en llegar. Después se armó la típica discusión con los técnicos, para que entiendan, imagínese cuando va el gásfiter o plomero a sus casas:
-Esto está todo mal, ¿quién le hizo esto? -me dice el técnico casi sin mirar ni escuchar mi problema.
-Sí, obvio que hay un problema, por eso los llamé, pero lo único que necesito ahora es que me cambie estos circuitos…
-Es que yo no me hago responsable, esto está malo y hay que cambiar todo, no es tan simple –me amenaza, ¿ahora me entienden lo del plomero?
-Ok, pero me puede cambiar lo que yo le digo y después vemos lo definitivo que dice usted –contengo mi rabia, pero se me nota la tensión.
-Ya le dije, yo no me hago responsable, soy técnico certificado, con años de experiencia y tengo un prestigio que cuidar…
-¿Y yo soy un caído del catre acaso? –casi le grito, pero al mismo tiempo me arrepiento, los necesito.
Quien ha lidiado con plomeros, dentistas, eléctricos y otras razas parecidas de la humanidad ya saben lo que sigue. Discutimos casi 1 hora, hasta que finalmente hicieron lo que les pedí y el problema se arregló -soy seco.
En el intertanto nunca se me ocurrió llamar a la casa, lo único que hice después de terminar, fue manejar lo más rápido posible, pero obviamente esos minutos que gané valían hongo.
Por lo menos llegué justo antes que apareciera el curita del Canal 13, si llego después, ahí sí que me matan sin alcanzar a abrir la boca para pedir perdón.
-No sabes lo que me pasó, salí a comprar el chocolate y justo me llamaron de la oficina, un incendio… tuve que rajar a la oficina y coordinar todo –después de esas palabras hasta yo mismo me consideré casi un héroe. Me salió mejor que al Bombo Fica, pero….
Me interrupió en seco, me quedó la media cagada, me tuvieron unas 2 horas contra las cuerdas, me lo merezco, así que me quedé callado. Después de las 2 horas, cuando se cansó un poco me pregunta:
-¿Y los chocolates?
Mientras, sigo pensando cómo voy a arreglar este problema en que yo mismo me metí por huevón, mi único consuelo está en pensar que: ¿A quién no le ha pasado?