Cuentos de quien no sabe lo que hace

Autor: Flavio (Page 1 of 4)

El Espacio Entre Nuestros Sueños

— No despiertes, quédate aquí conmigo — me susurró al oído.


— Tienes que acompañarme — le dije mientras la trataba de arrastrar hacia la luz del día. — Eres demasiado real para que sea un sueño

Iba despertando, quería hacerlo, porque esto tenía que ser de verdad, pero a medida que yo la dejaba de ver con mi mente y la miraba con mis ojos, ella se desvanecía. La seguía sintiendo en mi piel, solo nuestro contacto le daba la densidad de la carne y la viscosidad del sudor. El resto de su cuerpo era como una neblina: — Hada, Ángel o Demonio ¿a quién le importa?

— No por favor, no hay dos sueños iguales —me decía entre lágrimas. — No hay otra entrada ni otro momento para mi universo ¿Es que no lo logras entender?

— Entonces ven al mío!! — la abracé con fuerza. Ahora ya estaba casi totalmente despierto, pero aún de manera increíble seguía dentro del sueño.

Pero duró pocos segundos, el ruido de la calle, el ladrido de los perros, y por último la alarma de las 6:30 del viejo reloj a cuerda hacían demasiado evidente mi mundo y a ella la devolvían a donde pertenecía. Aún sentía su cara en mi cuello, y solo al ponerme las manos me di cuenta que era un eco de la sensación, ella ya se había marchado.

Con rabia golpee el reloj para que dejara de campanear, cerré mis ojos para volver, pero como ustedes saben, no se vuelve a los sueños y mientras más lo intentamos solo logramos olvidar.

Me paré tan rápido como pude para escribir, garabatear, dibujar o lo que fuera; quería retener cada detalle, pero ya era imposible, el universo al que había entrado respondía a otras leyes fisicas y químicas, no encontré las palabras para describir nada de su color, textura, sabor, sonido ni aroma. Incluso el tiempo y el orden en que transcurrió no lo podría cuantificar ni enumerar.

Hada, Demonio o Ángel no habrá recuerdo de nuestro encuentro, solo quedarán esos esquivos segundos de la separación al despertar, en ese frágil y fugaz lugar donde se tocaban su universo y el mío.

Y así se creó otra pequeña joya que guardo en el cofre de mis recuerdos, esa cajita de las que les conté alguna vez, esa que será lo único que cargaré en mi viaje cuando todo lo de este mundo ya no importe.

La Sala De Espera

—No te soporto más –le dijo con voz contenidamente silenciosa.

—Me da lo mismo, di lo que quieras, antes me importaba, pero ahora… —le contestó él.

La pareja acababa de llegar y se habían sentado en un rincón a menos de dos metros de mí. La sala de espera del centro médico especializado en psicología era amplia, pero no lo suficiente para tener una conversación privada. 

Mi primer impulso fue levantarme y sentarme en otro extremo, pero por pudor a que se dieran cuenta de que los había escuchado, no me moví. Permanecí con los ojos fijos en el celular, recorriendo un portal de noticias.

—¿Antes? …nunca me has escuchado, perdí 15 años de mi vida a tu lado –continuó ella –. Por eso lo único que quiero es arruinarte, tal como me lo has hecho tu a mí.

 —¿Ves?, por eso es que no te hablo –tú empiezas estas discusiones, en cualquier lado y ya sabemos cómo terminan.

Yo era una estatua, el movimiento de dedos sobre el celular eran mi única señal de vida. Trataba de no escuchar, pero ellos levantaban la voz cada vez más, estaban en un trance donde sólo existían ellos dos.

—No me hablas, pero sí tuviste la energía para denunciarme en mi trabajo –le espetó la mujer. –Eres tan poca cosa… además me llegó una citación para presentarme en la fiscalía.

—Pero eso no habría pasado si tu no hubieras…. –Hizo un silencio mirando alrededor y susurró algo que no entendí.

«Por favor, que sea el turno de ellos—pensé apenas se abrió la puerta de un box. Pero llamaron otro paciente.

—No entiendo, porque me humillaste así en mi trabajo y ahora también tengo que ir a la fiscalía. De verdad no entiendo.

—Yo no seguí con la denuncia, esa es sólo una citación, podrías no ir –le dijo él bajando el tono.

—Me siento muy mal, estoy muy cansada de todo esto Javier. –Le dijo ella con voz apagada.

—No vayas a la fiscalía, no va a pasar nada–le contestó en voz baja. –Esto no debería haber pasado, me vi obligado.

—No me refiero a eso, estoy cansada de todo.

Con esa frase, toda la tensión que yo sentía se transformó en tristeza. No sé por qué, pero ahora todo era más oscuro.

Percibí de reojo un movimiento suave de él. Giré mi cabeza ligeramente hacia ellos y vi como él le tomaba las manos suavemente y las acercaba a su rostro para besarlas.

Ella no se movió, pero sus lágrimas me decían que estaba todo bien. 

Los Consejos Del Coronel

Mi amigo, El Coronel, durante su carrera militar y fruto de una disciplina que bordaba en el ascetismo (de todo menos lo carnal), acumuló un sin número de enseñazas, proverbios y doctrinas; que yo humildemente como su discípulo tengo el honor de compartir.

¡Un buen pescador obtiene el mejor pescado, no solo con una buena carnada sino con paciencia!!…

La gota de agua con insistencia puede perforar hasta la roca más dura.

La leopardo al estar acorralada y herida muestra sus dientes y garras como última defensa.

No dejes que nadie te diga no, cuando las estrellas ya dijeron que sí.

Las cosas son tan evidentes como el salmón sobre la cascada.

La mirada del águila para buscar su presa es desde las alturas, sus garras en cambio, certeras y fatales atrapan al incauto que no supo mirar al cielo.

La grulla busca al pez para convertirlo en pescado, tu pequeño discípulo busca a la soñadora para convertirla en tu presa.

El mono baila entre los árboles como aquella bailarina que lo hace en con gracia y belleza al compás de una tonada
¿Mi pregunta joven discípulo, quien se come el plátano el mono o la bailarina?

No importa cuánto le des, al igual que con el tubo de pasta de dientes, siempre queda algo para la última cepillada.

El carbón que fue madera se gasta a medida que se frota sobre la roca, sin embargo, esta última cae con el correr del agua, ¿Quién es más fuerte? ¿el carbón que fue un árbol, la roca o el agua?.

El camaleón cambia de color, pero no para ocultarse, es para ser uno con la naturaleza y atrapar a la mejor presa.

El camaleón cambia sus colores en busca de la confusión, esta última será su herramienta para huir del adversario poderoso o capturar a la presa ingenua.

No seas tan blanquito weón , el mundo también es plomo…y negro
No nos pongamos débiles a mitad del combate,
Muchos combates se ganan por pura actitud.

El pájaro carpintero pica la dura corteza del árbol con insistencia hasta lograr el hoyo deseado.

Una promesa es como el agua en un cántaro. Se rebalsa con notoriedad cuando se le agita y es invisible en la calma.

El tener un gran espíritu no está en jactarse de su grandeza, ¿o acaso la hormiga ostenta de su fuerza al cargar todo el peso de la tierra inmensamente superior cuando se dirige a su hogar?

La estrella fugaz cruza por los cielos orgullosa, ¿Acaso ese breve instante, la hace mas digna que el resto de sus hermanas mayores que titilan suavemente en una eternidad?

Cuando en el mar el pescado escasea. El choro que se aferra a la roca en la orilla también sirve.

Si no puedes ser el poeta, se tú el poema.

No es momento de detenerse por el miedo, ¿Acaso el rinoceronte duda en apagar el fuego en la sabana africana a expensas de ser atacado por el tigre implacable?

No te pongas barreras antes de tiempo y gana en experiencia, ¿Acaso el oso hormiguero discrimina los nidos, si sabe que siempre encontrará su alimento metiendo la lengua en el hoyo?

Fases de Ataque (aplíquese en todas los aspectos de la vida, sí sí sí en ese también)
En lo general
1.- Trabajo de aproximación
2.- Apresto
3.- Ataque propiamente tal
En este último
3a) Asalto: avance tortuoso, difícil por las líneas de defensa adversarias
3b) Irrupción, por sobre las posiciones adversarias
3c) Penetración
3d) Consolidación
3e) Persecución eventual

P.S. Después de que El Coronel vio esta publicación, me llamó para decirme que no se sentía merecedor de que sus eneseñazas salieran a la luz. — Maestro, ¿acaso es posible que con toda la grandeza de su mirada no sea capaz de ver la suya propia? — le contesté.

Retrato De Un Poema

¿Por qué elegiste mi barca? Entre miles de ellas, te subiste a la que menos conocías. Durante el viaje me preguntaste qué camino tomar para llegar, pero sin saber dónde. Me hablaste de varias casas que te esperan cuando te deje en la orilla. ¿A dónde vas?, no te pregunté, pero cuando llegue el atardecer, me sentaré en la penumbra a pensar en las calles que recorriste y dónde descansaras cuando caiga la noche.

Cada día que tomas mi barca me preguntas en qué casa debes vivir. No sé responder, solo sé preguntar y en cada respuesta tuya he encontrado las mías.

¿Dónde quiere vivir mi poema? ¿Entre las conversaciones de sobre mesa de las cenas del club? ¿Entre los hombres y mujeres cansados de la rutina de trabajar en edificios de cristal? Allí mi poema se tornará monótono y nostálgico como el paso del tren que se aleja.

¿Dónde quiere estar mi poema? ¿En la casa donde no saben leer su cuerpo con las manos, no saben escuchar con el corazón y no saben hablar con el aliento húmedo al oído? Allí mi poema se enfriará como el musgo que cubre una roca en la tundra en invierno.

En esos lugares, necesitarías un infinito y aun así nunca llenar la oscuridad en la noche. Pero al Sol le basta solo un instante para cubrirla de luz al amanecer. Allí, allí quiere estar mi poema, en ese breve lugar entre el día y la noche, donde la magia se asoma por un frágil instante.

Ven a mi jardín poema mío, cruza por el bosque encantado, corre entre los trinos de los pájaros que se agolpan desordenados entre las ramas de los árboles para que los veas al pasar. Cuando llegues podrás sumergir tus pies cansados en mi tibio riachuelo y tenderte en mi prado abrigada por los rayos de sol que las nubes dejarán pasar solo para ti.

Cuando te tengo frente a mi te busco dentro de tu mirada. A ti, que me esquivas con frases y silencios, sin embargo, nuestros corazones se cruzaron en la maraña de caminos por un momento. Te acompañé ofreciendo todo lo que puedo darte. Cuando ya no me necesites ¿Serás un retrato plano sin el calor de la vida en mis recuerdos? ¿No hay entre todo lo que te he dado alguna lámpara que permanezca encendida en la eternidad? ¿Vendrás a darme las gracias cuando llegue a tu despedida con las manos vacías?

Entre los arbustos cruzamos nuestras miradas, quise decir algo, pero te marchaste. Ahora las palabras, las palabras que yo quise decir, flotan vacías y se extinguen como las chispas que crepitan en la fogata. Ahora por siempre, el sentimiento no confesado, se enciende ardiente al recuerdo frío de un retrato en mi memoria. Desde el fondo del espejo, la nostalgia y la pena llaman a mi poema con un eco atrapado en la eternidad.

La Puesta De Sol Será Al Amanecer

Estaba frente a ti hablando cosas mías, tu voz entró en mi voz y ya eran cosas tuyas.
Pedí un simple café, tú elegiste un agua de rosas,
entonces fue cuando el Sol se puso al amanecer.

Estaba frente a ti leyendo cosas mías, tu frotaste tus lentes con el borde de tu falda y ya eran cosas tuyas.
En la barra pedí un Jack, tú desde la mesa un champagne,
entonces fue cuando el Sol se puso al amanecer.

Estaba frente a ti escribiendo cosas mías, tu mano rozó mi mano y ya eran cosas tuyas.
Me senté simplemente a ver el mar, tu nadaste siempre alrededor,
entonces fue cuando el Sol se puso al amanecer.

Estaba frente a ti pensando cosas mías, me miraste sonriente y ya eran cosas tuyas.
Mi sombra no te alcanza en la noche, la tuya no me alcanza en el día,
entonces fue cuando el Sol se puso al amanecer.

Con esta canción la magia trató de unir las cosas mías con las cosas tuyas.
Yo insistí para que fuera verdad, tu dejaste que fuera mentira
Ya no queda tiempo, ahora la puesta de sol será al amanecer.

Las Letras De Tu Piel

Como el mejor alquimista mezclo mi pasión por las letras y tu piel. Corrijo la caligrafía de tu dócil pelo con mis dedos, primero con ternura, y luego será con intensidad y sudor. Me cruzo con tus ojos que tienen la mirada seca y fija de una tigresa y que a los minutos estarán húmedos y perdidos como los de una gata, ¿con ellos puedes leer en mi lo que yo leo en ti?.


Descubro en todo tu cuerpo las señales impresas: — Aquí te lo ruego, ahí todavía no, acá sí está bien — . Con mis manos leo en tus senos las conexión hacia tu entrepierna. —Aún no —es lo que con mi olfato leo en tu vientre. Está escrito en tus orejas que permanezca con mi aliento un poco más. Toco las mariposas de tu espalda que escriben la puntuación correcta mientras baten las alas para volar, no demasiado lejos, quizás tengan que corregir.


Quiero leer con mis palmas tus firmes nalgas y viajar hacia el interior. —Ahí más lento —me parecen decir. Con tu lengua en mi cuello buscas borrar cualquier verso que parezca temor. Tus piernas imprimen sus letras en las mías, siento cada palabra, no las necesito leer. Con paciencia y dedicación me dedico a abrir tu poema censurado y entro hasta tocar los jeroglíficos más antiguos de todas tus vidas hacia atrás.


Mi pecho no alcanza a atrapar el tipeo de caracteres que cada vez más rápido se liberan desde tu corazón. Junto mi libro al tuyo para que nuestras almas escriban por fin el secreto de La Piedra Filosofal. Miles de palabras y letras que finalmente se funden y mezclan sólo en gemidos para significar.

Demasiado Poco Para Una Eternidad

El viaje había sido largo, más de doce horas en avión llegaban a su fin. Se habían reconocido antes de sentarse en el asiento 21A y 21B: en el counter para dejar el equipaje, mientras buscaban el pasaporte en policía internacional — ella en su cartera, él en el bolsillo de su chaqueta — , a través de las fragancias espesas y dulzonas del Duty Free, entre el tumulto de la caminadora mecánica, a la distancia en la sala de abordaje número 16B. Apenas unas miradas tímidas y breves, sin sonrisas, bajando la mirada cuando se cruzaban.

Casi de inmediato se saludaron, cuando él se ofreció a ayudarla a subir su bolso de mano al compartimiento superior. Desde ese instante sin prisas, pero también sin pausas ni censuras, conversaron de sus vidas, del pasado, del presente y de sus ilusiones/miedos/creencias del futuro. Dos desconocidos habían redefinido todas las leyes de la física moderna, demostrando que bastaba menos de medio día para vivir una vida entera, o mejor dicho dos vidas completas.

— ¿Y ahora que aterrizamos…? —dijo ella cuando se encendió la luz de desabrocharse los cinturones.

—¿Ahora qué? —respondió con torpeza él—. ¿Ya no hay nada más de qué hablar? —pregunta retórica que era una certeza.

—Voy a recordar todo lo que hablamos, ¿en ti quedará algo de nuestras íntimas palabras? —todo en ella expresaba el anhelo.

—A mí…  a mí me gustaría olvidar —contestó mientras se paraba y suspiraba pesadamente—. Olvidar con la esperanza de repetir el momento —fue lo último que dijo antes de alejarse.

Dos vidas tan distintas, con tan poco en común y con tanto que pudo ser. Solo medio día forzado en la cabina de un avión los pudo reunir. Nada más que palabras sostuvieron fugazmente a dos almas en el mismo plano del universo, resonando en una frágil sintonía …sin tocarse, fue demasiado poco para una eternidad.

Dos Universos Infinitos Separados Por El Infinito

Pertenecemos a dos mundos divergentes, universos infinitos separados por el infinito. Nos es distinto el ayer, el hoy y el mañana. ¿Dónde estás y dónde estoy?.


Duermo para alcanzarte en mis sueños, no hay otro camino. ¿Alguna vez habitamos en el mismo lugar en el tiempo y el espacio?. ¿Quién nos arrancó del paraíso con los ojos vendados?.


La memoria de nuestro pasado y futuro se apaga tenue en el vacío. —¿Dónde puedo encontrar esos recuerdos? — me preguntas en mis sueños. —Sólo se que existen — te respondo resignado—, ¿en el día, acaso no están todas las estrellas detrás del cielo?.

Reflejos

La noche era tibia y húmeda, en el cielo apenas unos rastros de nubes difuminaban la luz de la luna. Por entremedio de los canelos surgió una figura frágil y ligera, apenas marcando sus huellas, como si tuviera alas en los pies. Se detuvo a la orilla del lago y permaneció inmóvil por largos minutos, con el sólo movimiento de su melena que se agitaba rebelde por el viento.


Había dejado pasar demasiado tiempo -pensó. Entonces suspiró hondo y susurrando algo parecido a una canción, tomó su vestido por sobre las rodillas y se adentró en el agua buscando su reflejo.


Daba pasos lentos e inseguros, lo que contrastaba con ternura con el ritmo suave de la hierba cimbreándose por la brisa nocturna. Con cada paso , pequeñas ondas se acercaban y alejaban; acariciaban y huían; descubrían y olvidaban al mismo tiempo.


Bajó la vista sin interrumpir su murmullo. Y como en un trance, fijó su mirada escudriñando en la profundidad, esforzándose por llegar al abismo. Apenas prestaba atención al espejo de la superficie, donde la imagen se detenía y luego se distorsionaba en hipnóticas ondas. 


“Ecos de nada -se dijo con angustia. Es que había cambiado… y como la mayoría de las veces sucede, fue en forma lenta, imperceptible y despiadada.


Detuvo su canto y con un grito ahogado en lágrimas retenidas, le rogó al Ngenechen que habita en el fondo del lago:


-¡Devuélveme el reflejo de lo vivido!

.

Magia

Desperté temprano, un poco antes del amanecer, con ese sentimiento de que durante el sueño ‘algo’ se me había revelado, intuido, aclarado o propuesto -quizás me faltan adjetivos- ; sólo sabía que lo soñé pero no específicamente qué.

-¿Acaso no has tenido esa sensación? –no estás aquí pero me gustaría preguntártelo, de una u otra forma tienes que haber estado presente en mi sueño.

Ha sido un verano caluroso, el tibio piso de madera amortiguaba mis somnolientos pasos hacia la biblioteca. Ni siquiera tuve que encender la luz, el amanecer se filtraba etéreo entre los árboles hacia el ventanal junto a los primeros trinos de los pájaros. Me detuve a contemplar esa frágil luminosidad, es que a esa hora todo pasa tan deprisa…, pareciera que el día y la noche se abrazan enamorados en un baile que anticipan que terminará demasiado pronto.

“Vamos, ¿Qué estás buscando?  –me pregunté, apoyando las palmas de las manos en la repisa repleta de libros. Los estantes estaban atiborrados de textos, había tratado de mantener el orden por materia, Ingeniería, Ciencia Ficción, Terror, Poesía, Matemáticas, Mercadeo, Autoayuda  –me avergüenzo de eso, pero sí, he caído en comprar libros de autoayuda-, y etcétera –“Un desorden que es mi propio orden y que sólo yo entiendo –la típica frase para que nadie se meta en nuestras cosas.

Bajé la vista y exhalé deshaciéndome  de todo el aire de mis pulmones –es que dicen que la asfixia temporal activa tus neuronas por algunos milisegundos y quise ayudar a mi intuición-. Ya estando en lo que llamo  ‘La Zona’, volví a mirar la estantería y entre todos tomé un viejo libro de poemas olvidado de años atrás, lo había leído demasiado joven…, -incluso antes de conocerte.

Lo abrí con cuidado, sus hojas estaban gastadas y amarillentas, no era por el uso, había sido  el paso del tiempo. Lo recorrí con apuro, como presintiendo que lo que me había llevado hasta allí se me podía escapar, lo hice desde atrás hacia delante, las hojas abanicaron la habitación impregnándola de un olor mohoso y dulzón; a la vez que se liberaban cientos de motas de polvo que brillaban con los rayos de luz. De pronto ahí estaba, puse mis dedos sobre él y recorrí sus letras reconociéndolas, …rasguñándolas .

-¿Te puede esperar tantos años un poema? – te vuelvo a preguntar…, ya sé que no estás, pero es esta fuerza extraña la que me arranca las palabras.

La magia no actuó primero sobre mi cerebro ni mi corazón, fue por hechicería que me quemó la piel.

Quise retenerlo tomando una fotografía, que nunca necesitaré. La imagen ya es parte de mí, quedó tatuada a fuego y hielo en mis huesos.

-Un día, cuando salgas por el claro del bosque, con tus ojos de hechicera podrás leerlo en mí.

 

 

« Older posts