Cuentos de quien no sabe lo que hace

Categoría: amigos

La Clase de Reiki

Siempre me he interesado por la cultura oriental, partí por las películas de karate, cuando tenía como 7 años me llevaron a ver Los 7 Vampiros de Drácula, era bacán, los buenos aprenden una patada que pulveriza a los vampiros, la dieron en una función doble con La Espadachín Manca, esa me dio pena, le cortan los brazos para que no pueda pelear más, pero igual se venga a pura patada en ¨locico¨ (una abreviación de un golpe de pies en la boca, generalmente con caída de dientes y pérdida de conocimiento, incluso a veces la muerte).

También me acuerdo cuando me comí mi primer wantan, tenía carne, harta carne. Con el tiempo en algún momento el wantan mutó a una sopaipilla desnutrida.

Después estudié un poco de historia oriental, por ejemplo, sus extraños sistemas políticos, no menos extraños que los de Latinoamérica. También de Mafalda aprendí que mientras los Chilenos le temíamos a los Rusos, los Argentinos a los Chinos. Una vez tomé licor de arroz con unos coreanos, me emborraché y canté karaoke con ellos en español, no entendían nada pero igual me aplaudieron.

Hace un par de meses, caminando por Providencia, vi un letrero que decía clases de Reiki, entré y me anoté enseguida. Era un día entero y me venía bien tomarme un descanso de un día de trabajo.

El día indicado llegué temprano, la sala estaba vacía sólo habían dos alumnas, me saludaron tímidamente y me fuí a sentar al final para ver a los que iban llegando. De a poco se completó la sala, 19 mujeres y yo, hembras de todas las edades, ninguna, ni las más veteranas era gorda, todas cuidadas a pura ensaladas, yoga y pilates supongo… qué rica la cultura oriental pensé.

Cuando llegó la instructora, la primera impresión no fue lo que esperaba, no tenía túnica, chalas, ni pelo canoso largo hasta la cintura. Era una mujer baja, de buzo deportivo y zapatillas.

-Hola, mmmm… hay varios médiums aquí –fue lo primero que dijo recorriendo la sala con su mirada.

“¿Quéee? Dónde me metí -fue lo primero que pensé, a la vez que contenía una carcajada-. ¿Shasumare que wea es esto?

Después como introducción nos cuenta que es sicóloga y que desde pequeña veía seres de un mundo paralelo –¿Quién la dejó estudiar sicología? -pensé.

Al cabo de unos minutos, cuando supuso que ya la mayoría estaba impresionada con su currículum, la clase se normalizó y empezamos con lo del Reiki. Claro que cada cierto tiempo intercalaba frases tipo Dragon Ball Z, como por ejemplo:

-Tu aura es muy fuerte –generalmente tenía muy buena recepción de su interlocutora, quien le respondía con una sonrisa orgullosa. Igual a mí me daba risa.

De apoco fue tomando más control de la audiencia, en un momento mira a una alumna y le pregunta:

-¿Qué le pasa? –y la chica rompió en un llanto incontrolable. No sé cómo supo que le pasaba algo.

En ese momento quedé para adentro… empecé a creerle todo, incluso que de verdad estábamos rodeados de seres de otra dimensión y no me reí más.

Otra cosa extraña que pasó es que se dio una hora y media de almuerzo, yo partí a la oficina que queda a unas cuadras, revisé unas cosas, me comí una manzana y volví.

Al volver la instructora nos pide que agradezcamos nuestro almuerzo aunque sólo haya sido una manzana y me mira fijo….. conchelalora yo quiero ese súper poder.

Por fin llegó el momento de la práctica, esa de poner las manos en otro cuerpo para transmitirle la energía cósmica. Me fui moviendo hacia las más ricas, para ayudar al azar, por supuesto.

Me tocó Verónica, la que había llorado -bien!!,  está en un momento de debilidad -pensé.

Se recostó en la camilla y pasé mis manos por el frente de cuerpo sin tocarla, siguiendo los ejercicios con rigurosidad, aun cuando la profesora nos dijo que si lo considerábamos bien podíamos hacer contacto físico. Cuando le tocó a ella no hizo nada a distancia, inmediatamente me puso las manos encima, me sentí abusado y un completo estúpido. Lo que ella no sabía es que después había que acostarse de guata en la camilla y hacer el ejercicio por el otro lado… ahí la cosa se emparejó, me tomé mi tiempo y después ella hizo lo suyo.

Cuando terminamos después de una pequeña charla y el rito de iniciación, nos empezamos a despedir. Verónica salió conmigo al mismo tiempo y esperamos el ascensor. Cuando llegó, ella entró primero y yo me quedé parado afuera, sólo nos miramos mientras la puerta se cerraba.

El Examen De Mi Suegra

-Flavio, mañana viernes van a estar listos los exámenes de mi mamá, queda cerca de tu trabajo, ¿puedes ir a buscarlos? –dijo mi esposa, sabiendo que no tenía como negarme.

-Sí claro, ¿A qué hora? –respondí de buena gana, sería una buena oportunidad de ganar puntos con ella y mi suegra; nunca está de más tener ese tipo de ¨ahorros¨.

-Tiene que ser antes de las 5:00 pm – me advirtió.

-No hay problemas, salgo temprano y paso – el compromiso estaba hecho.

Mi suegra sobrevivió a un cáncer linfático y ya hace un par de años viaja a hacerse sus controles periódicos a Santiago.

Hoy el día estuvo muy soleado, se nota que la primavera está por llegar, con mis compañeros de trabajo fuimos a almorzar a un restaurant de carnes argentino, nos sentamos en la terraza, la sobremesa fue larga y entretenida. Cuando llegamos a la oficina, nos esperaba la celebración de los cumpleaños del mes, a la que obviamente me uní, pues yo era una de los festejados. Mientras comía mi pedazo de torta, me acordé de unos emails importantes que había dejado pendientes de repuesta, así que me disculpé y me dirigí hacia mi escritorio.

“Que rápido se pasa el tiempo! -pensé,  ya eran las 5:15 pm… Un escalofrío me recorrió desde la espalda hasta la corona de la cabeza…Mierda!!, los exámenes…

Urgido llamé a la clínica y me informan que los exámenes se entregan sólo hasta las 5:00 pm y que tendré que esperar hasta el próximo lunes. Insistí, pero no hay caso, nadie se apiada de mí.

Tomé el auto y me dirigí a la casa lo más rápido posible, en el intertanto trataba de imaginar una buena excusa y pensé que lo mejor era pedir ayuda. Para algo que sirva WhatsApp…entonces hice mi inventario de recursos disponibles:

Grupo de ex alumnos de la universidad  -Descartado, no hay suficiente confianza con muchos de ellos. Sólo se usa para datos relacionados al trabajo y uno que otro meme.

Grupo de ex compañeros del colegio –Muy general, no voy a poder filtrar mientras conduzco toda la información, descartado.

Grupo de ex compañeros del colegio buenos para el hueveo –Sí, me sirve, seguro me van a aportar con alguna idea, aunque voy a ser el foco de las burlas, pero me arriesgo, porque hay confianza.

Germán, un amigo zorrón e infiel, aunque después de años igual lo descubrieron y lo echaron de la casa –Aprobado, seguro cuento con su experiencia.

Amiga que no es amiga de mi esposa –También me sirve, puedo chequear con ella la excusa que me den.

Mientras manejo les chateo y les cuento que ya he usado las siguientes historias y no las puedo repetir: El neumático pinchado, el incendio en la oficina y la discusión con el carabinero incomprensivo que me detiene para pedirme los documentos.

-Di la excusa del motel –me dice un amigo del grupo. Qué gracioso,  le insisto que es en serio.

-Jajaja –varios de los integrantes del grupo.

-Aporten mierda… no sean insensibles con el amigo necesitado -Les imploro.

-Cerraron por balance e inventario -me dice otro amigo del grupo, al menos uno se lo tomó en serio.

-No sirve, mi esposa es capaz de llamar y se va a dar cuenta que no es verdad -le escribo.

Por mientras le pregunto a mi amiga si recuerda alguna mentira memorable que le hayan dicho y sólo responde:

-Jajajaja, te van a putear –Y no me dio ningún dato.

Pero, Germán me ilumina:

-Estás enfermo, tienes diarrea –Como todos los gurús, fue escueto y preciso, un grande.

Sí, eso era ¿Quién va a estar esperando un examen con incontinencia estomacal?, los baños en esos lugares son insalubres, quizá que enfermedad me puedo pegar ahí. Mi mente empezó a expandirse entorno a la idea de Germán.

-Me dieron esta excusa: tengo diarrea -le dije a mi amiga.

-Jajajaj, síii esaaa, jajaja -me contestó, pero en realidad no sé si está muerta de la risa con mi situación o de verdad a ella le haría sentido.

El asunto, es que no se me había olvidado algo trivial, eran los examenes de la suegra.  Entonces tenía que agregar un factor que le diera realismo, no me podía arriesgar.

-¿Y si entro corriendo a la casa, no le hablo a nadie, voy directo al baño, me meto los dedos a la boca y vomito? –le escribí al grupo y a mi amiga.

Todos los del grupo me escribieron risas y nadie me pronosticaba un buen final. Mi amiga por otro lado me dijo:

-Jajajaja, la cagasteee.

Eso no supe qué significaba, pero ya no tenía tiempo de pensar, ya había llegado a mi casa.

Seguí el rol tal como lo pensé, entré a la casa corriendo y para suerte mía, estaba mi esposa con un par de amigas  tomando once. Lo siento, pero la actuación debe ser creíble, así que entré al baño de visitas y vomité ruidosamente. Supongo que el té dejó de ser agradable, pero era eso o mi vida.

Toc Toc, golpean la puerta del baño.

-Flavio, ¿estás bien?.

-Sí, no tengo nada –Y era verdad, era verdad que no estaba enfermo y también que no me quedaba nada en el estómago.

-Abre la puerta, quiero ver que tienes –me dice realmente preocupada.

Salgo y le explico ¨lo que pasó¨, que estaba esperando el examen y faltaban muchos números y le muestro un número de atención de una farmacia que encontré en el auto (puse cara de pena también). Las amigas de mi esposa me interrumpen y dicen que lo primero es mi salud, el examen va a estar ahí el lunes también y un par de días no significan nada, pero yo debo cuidar de mi salud- ¨Que Sabias¨ pensé.

Ahora estoy escribiendo esta historia acostado mientras me hacen una sopita de pollo.

¿Qué tal?